jueves, 28 de agosto de 2008

Guerrero del perdón : Huberth Lanssiers.

Porque se queda en el Perú?

Pregunta difícil de contestar en la medida en que, sino lo soy, me siento peruano.

No voy a enumerar los lazos multiformes que me atan al Perú; no quiero mojar mi pluma en la sopa cósmica.

Este país tiene la exasperante virtud de sacar a la superficie lo mejor que uno tiene..también lo peor.

Hace circular la adrenalina a una velocidad extrema, lo que puede estimular la inteligencia o provocar un infarto prematuro. Nos hace navegar en las fronteras donde se confunde lo posible con lo imposible, nos obliga entonces a escoger entre la acción y la dimisión, a echar definitivamente el ancla o navegar, mar adentro, en la búsqueda de nuevas Indias, en busca de una revelación suprema que, quizás, no existe.

Este país no tolera que arrastremos nuestra alma en un costal, con el oscuro miedo de olvidarlo en alguna parte. Nos compele a movilizar, en una tensión continua, todos los recursos de nuestra inteligencia, de nuestra imaginación y también de nuestra ternura. Nos revela brutalmente nuestra mediocridad o la tentativa que hacemos por salir de ella.

'Peru, patibulo de justos' escribíaValcarcel pero no presto atención y pienso en cambio, en estos hombres y mujeres que, a pesar de los insultos, siguen luchando por los derechos de los desprotegidos.

Ningún patíbulo es lo bastante sólido para ahorcar a estos hombres y ningún cementerio lo suficientemente vasto para inhumar sus sueños.

Es por eso que, quiénes amamos, este país con una pasión rabiosa sentimos la urgencia de luchar para apagar la tristeza de los poetas que murieron de la patria, como Vallejo cuando escribe ' La palabra Perú llena de sangre'o Juan Gonzalo Rose en sus versos terribles: 'Para comerse un hombre, en el Perú hay que sacarle primero las espinas'.

Me quedo en el Perú porque me hace vivir y no permitirá si un día aquí me muero, que muera en paz.

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