miércoles, 29 de octubre de 2008

La vida no la ensena nadie


De esa época venían sus teorías más bien simplistas sobre la relación entre el físico de las mujeres y sus aptitudes para el amor. Desconfiaba del tipo sensual, las que parecían capaces de comerse crudo a un caimán de aguja, y que solían ser las más pasivas en la cama. Su tipo era el contrario: esas ranitas escuálidas por las que nadie se tomaba el trabajo de volverse a mirar en la calle, que parecían quedar en nada cuando se quitaban la ropa, que daban lástima por el crujido de los huesos al primer impacto, y sin embargo podía dejar listo para el cajón de la basura al más hablador de los machucantes. Había tomado nota de esas observaciones prematuras con la intención de escribir un suplemento práctico del SECRETARIO DE LOS ENAMORADOS,pero el proyecto fue desechado después de que Ausencia Santander lo volteó al derecho y al revés con su sabiduría de perra vieja, lo paró de cabeza, lo subió y lo bajó, lo volvió a parir como nuevo, le hizo trizas sus virtuosismos teóricos, y le enseñó lo único que tenía que aprender para el amor: que a la vida no la enseña nadie....."

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