Aún existe la vida normal. Sobrevive silenciosa y saludable las 24 horas del día inmune a la capa de mugre cotidiana. Vida normal es la satisfacción personal de acertar con la exacta cantidad de sal sobre la primera mordida a un huevo duro. Es la hija que empuja la carreta del supermercado con el tesón propio de la exploración de la Vía Láctea en busca de
Fanta. Por su carácter elemental la normalidad suele ser ajena a demostraciones de vulgaridad, lo que le resta potencial
mediático. Tal vez por ello nadie habla de ella.
Los practicantes de este estilo de vida deben constituir una mayoría, pero a nadie le importa, empezando por ellos mismos. Prefieren disfrutar aliviados del anonimato, pudorosos ante la posibilidad que alguien los llame a escena a protagonizar alguna insensatez de aquellas que llaman 'divertidas'.
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